¿Cuáles son las secuelas de las pasadas fiestas? ¿Te saliste de tu rutina durante las fiestas y aún no has vuelto a ser el de antes? ¿O gastaste demasiado en regalos y viajes el pasado diciembre? Por suerte, el nuevo año ya está aquí y es el momento perfecto para volver a poner las cosas en su sitio. Para muchas personas, el comienzo de un nuevo año significa fijarse propósitos de Año Nuevo, tanto personales como financieros. Y con esos propósitos financieros queremos ayudarle hoy.
¿Ha hecho ya planes para elaborar por fin un presupuesto que ponga en orden sus finanzas? ¿O fijar un objetivo de ahorro para 2024? Aunque muchos hacen planes para elaborar un presupuesto, una gran parte de estas personas o bien no terminan de crearlo o lo sobrepasan en el primer mes. De hecho, hasta el 84% de los estadounidenses sobrepasan su presupuesto si tienen uno. Estamos aquí para ayudarle a cambiar esta situación.
La razón número uno por la que la gente se sale de su presupuesto es el gasto emocional. Y claro, comprar un nuevo par de zapatillas puede calmar tu ansiedad o estrés por un segundo o dos, pero hacer esto a menudo puede catapultarte a la deuda con bastante facilidad. Debido a que este es un concepto tan importante a tener en cuenta si usted es serio acerca de conseguir sus finanzas rectas en 2024, vamos a profundizar en este tema en este artículo. Empezaremos explicando qué es el gasto emocional y cómo puedes identificar los desencadenantes del gasto emocional en tu día a día. Después de que sepas qué es y cómo puedes identificarlo en ti mismo (¡y en los demás!), compartiremos algunas tácticas poderosas para ayudarte a superar el gasto emocional. ¿Preparado? Empecemos.
¿Qué es el gasto emocional?
La mayoría de las veces, compras algo porque lo necesitas. Compras comida porque necesitas comer. Paga el alquiler o la hipoteca porque necesita un techo. Paga la factura de los servicios públicos porque necesita agua y calefacción en su casa. Incluso puede que pague un coche porque necesita ir de A a B y no hay transporte público disponible. Ya te haces una idea.
Por otro lado, hay muchos ejemplos en los que no lo necesitamos, pero aun así lo compramos. Como comprar un par de zapatos cuando ya tenemos 8 pares en casa. O comprar el último iPhone cuando tenemos un teléfono que está perfectamente bien. ¿Por qué compramos esas cosas? Gasto emocional. Lo compramos porque nos sentimos de cierta manera o queremos sentirnos de cierta manera. Hemos tenido un mal día en el trabajo y, sentados en el sofá, decidimos comprar ese par de zapatos nuevos. Porque así nos sentiremos mejor. O quizá ya nos sentimos felices y pensamos que comprar el iPhone más nuevo hará que esa felicidad dure más tiempo.
Para decirlo en términos más sencillos, es utilizar las compras para lidiar con tus sentimientos o mejorar tu estado de ánimo, aunque no necesites las cosas que estás comprando. Y aunque esto no es necesariamente malo, si no tienes dinero para permitírtelo, no prestar atención a tus gastos emocionales puede dejarte en una mala situación financiera. El primer paso para controlar el gasto emocional (y, de paso, volver a tener las finanzas bajo control) es saber identificarlo en uno mismo.
¿Cómo puedes identificar el gasto emocional en ti mismo?
Comprar un artículo al azar puede hacerte sentir bien cada vez que te sientas un poco deprimido. Raro, ¿verdad? Bueno, no es tan extraño si lo piensas. ¿Has oído hablar de la dopamina? Es una sustancia química del cerebro relacionada con el placer y la recompensa. Se libera en el cerebro y te hace sentir bien cuando comes algo bueno, escuchas buena música o después de un duro entrenamiento HIIT. El acto de comprar algo también puede desencadenar la misma liberación de dopamina en el cerebro. Y por eso puede que sientas el impulso de comprar algo cada vez que no te encuentres tan bien. Simplemente estás deseando dopamina porque es lo que te hace sentir bien.
Cuando la gente se siente mal, algunos corren a la nevera a por helado. Otros ponen música relajante. Y otras abren Amazon y empiezan a comprar cosas al azar. Todos son mecanismos de afrontamiento para lidiar con un estado emocional negativo. Hazlo con éxito un par de veces (y con "éxito" nos referimos a que te sientes mejor después de realizar la acción) y nace un nuevo hábito. Entonces, cada vez que la vida te pone algo difícil, recurres a comer, escuchar música o ir de compras, sea cual sea tu veneno. Todo para escapar de las emociones negativas que acompañan a esa situación difícil.
Pero, ¿cómo reconocer que estás haciendo algo por emoción en lugar de por una necesidad genuina? Por suerte, es más fácil de lo que crees. Hay un acrónimo muy útil para recordar, que te indica los cuatro estados que más afectan negativamente a tu estado de ánimo. Si sientes alguno de los cuatro estados incluidos en el acrónimo HALT, desconfía. Puede que estés actuando por emoción...
HALT son las siglas de Hungry (hambriento), Angry (enfadado), Lonely (solo) o Tired (cansado). Así que cada vez que empieces a hacer algo impulsivo, como comprarte ese par de zapatos nuevos de la nada, pregúntate: "¿Estoy hambriento, enfadado, solo o cansado? ¿O realmente necesito este nuevo par de zapatos?". Haciéndote este tipo de preguntas antes de tomar una decisión es como aumentas tu autoconciencia. Y este autoconocimiento le ayuda a reconocer sus desencadenantes emocionales, lo que le permite frenar sus gastos emocionales si lo desea. Antes de hacer una compra, párate un segundo y evalúa si la compra que vas a hacer está motivada por una necesidad genuina o por un impulso emocional.
Tácticas para superar el gasto emocional
- Pregunte "¿Por qué?"
Como hemos insinuado antes, la táctica más obvia para superar el gasto emocional es preguntarse "¿por qué? Estás sentado en el sofá, listo para pulsar "pasar por caja", pero ¿por qué estás comprando? ¿Necesita realmente ese artículo o se deja llevar por sus emociones? ¿Es una situación de vida o muerte? ¿O simplemente quiere sentirse mejor? Saber si se trata de una decisión emocional le permite recuperar el control sobre sus hábitos de gasto. Si no dispone de fondos, ahora puede elegir racionalmente no comprar ese artículo. O disfrutarlo si lo tienes, claro.
Y no se detiene ahí. Si has identificado que estás comprando un artículo sólo porque quieres sentirte mejor, está claro que algo está pasando en tu cerebro que necesita tu atención. En lugar de ir de compras, hay formas más constructivas de afrontar estos estados de ánimo negativos (¿recuerdas HALT?). Por ejemplo, intenta dar un paseo cada vez que sientas la necesidad de comprar algo que no necesitas. Llama a un amigo o ve al gimnasio. Estas actividades liberan dopamina, igual que comprar cosas. Por eso tienen el poder de hacerte sentir mejor cada vez que estás un poco deprimido. Hay muchas formas de afrontar sentimientos indeseables que no implican gastar dinero.
- Crear un presupuesto
Si preguntarte por qué no te ayuda a frenar tus gastos emocionales, lo siguiente que puedes hacer es elaborar un presupuesto. Te ayudará a identificar si estás gastando tu dinero emocionalmente o no, además de ayudarte a encarrilar tus finanzas de muchas maneras.
Para ello, primero tendrás que analizar tu situación actual. Calcule cuánto dinero ingresa cada mes y cuánto gasta en necesidades básicas como el alquiler, la hipoteca, los servicios públicos, los impuestos, el teléfono y la comida. A continuación, resta tus gastos de tus ingresos, lo que te dará tus ingresos discrecionales. Esta es la cantidad de dinero que puedes gastar libremente cada mes.
Nuestro consejo es que ahorres y/o inviertas un porcentaje de estos ingresos discrecionales. Puedes utilizarlo para crear un fondo de emergencia y maximizar tu 401k, de lo que te beneficiarás más adelante. Tiene el poder de darte tranquilidad, sabiendo que tienes dinero ahorrado siempre que ocurra algo inesperado. Incluso puedes automatizarlo para no tener que pensar en ello. Después de haber ahorrado e invertido parte de tus ingresos discrecionales, te queda una cantidad de dinero para gastar en lo que quieras.
Siempre que vayas a comprar algo, comprueba si se ajusta a tu presupuesto. Si no es así, es muy probable que estés comprando algo por un impulso emocional. Tus necesidades básicas están cubiertas y has ahorrado e invertido parte de tu dinero, así que ¿qué otra cosa te queda que no sea un gasto emocional? Claro, si tienes el dinero, hazlo. Pero si no lo tienes, ¡no lo compres!
Hagamos de 2024 el mejor ejercicio financiero de su historia.
El gasto emocional puede ser difícil de afrontar, pero es esencial si quiere volver a controlar sus finanzas. Por supuesto, cada vez que compre algo sentirá un agradable subidón de dopamina, pero hay formas más baratas de combatir cualquier sentimiento indeseable que pueda tener. Salga a dar un paseo, llame a un amigo o haga su ejercicio favorito: todas estas actividades liberan dopamina y no le costarán ni un céntimo.
Para frenar tus gastos emocionales, hemos explicado que tienes que empezar por identificar si estás comprando por una necesidad genuina o por una emoción que sientes. Para ello, empieza por preguntarte "¿por qué? "¿Por qué estoy comprando esto? ¿Porque lo necesito o porque no me encuentro tan bien?". Si crees que esto no te va a ayudar, prueba a crear un presupuesto. Fíjate cuánto puedes gastar libremente cada mes y comprueba si lo que quieres comprar entra dentro de este presupuesto. Si no es así, es muy probable que estés gastando emocionalmente. Y si lo sabes, podrás hacer una elección más meditada. A partir de ahí, todo depende de tu disciplina para ceñirte al presupuesto.
Esperamos haberle proporcionado información útil y tácticas poderosas para hacer de 2024 su mejor año financiero. Pregúntate "¿por qué?", cíñete a tu presupuesto y ¡combatiremos esos hábitos de gasto emocional! Tú puedes hacerlo.